martes, 1 de enero de 2008

Año Nuevo

Bueno, anoche año nuevo y con eso las mismas tradiciones de todos los años: Cena familiar, expectativas por las horas, minutos y finalmente los segundos que faltan hasta las doce, abrazos, fuegos artificiales y ese ruido terrible que hacen al explotar, champaña (que ni siquiera me gusta), lentejas, mas abrazos, sus lagrimones varios por los que están y los que no están, fotos, bocinazos en el "sector publico" y en fin... llegó el año nuevo!

Hasta aquí todo bien. Lo que viene luego es lo que me crispa los nervios un poco: la telefonía y su imposibilidad comunicacional y luego la telefonía y su hiper histeria comunicacional.

A las doce de la noche y luego de los abrazos de rigor, vienen las llamadas de rigor, y la primera persona que se adjudica mis pensamientos en el año nuevo es siempre mi padre, y yo sufro y peleo con los teléfonos porque no me pueden comunicar; porque está todo Chile con la misma idea en la cabeza!

A eso de las 1 tal vez 1:30 de la mañana tienes suerte y logras hablar, y luego tu teléfono no para de sonar: HOLA, FELICIDADES, FELIZ ANIO NUEVO! TE QUIERO MUCHO, TE MANDO UN BESO, un abrazo o ese mejor te lo doy en vivo mañana, saludos a tu familia… etc...

Y luego la pregunta de rigor que es la generadora de este escrito: …”y bueno, que hacemos ahora?”

Si estuviéramos filmando una película, acá la cámara rápidamente se acercaría en 3 pasos hasta mi rostro en un primerísimo plano y vería mi cara de angustia ante tamaña pregunta.

PUES JODER TIO! QUE NO TENGO LA MAS MINIMA IDEA!

Y así, año tras año me pilla el 31 de diciembre, o mejor dicho el 1 de enero de madrugada sin “un algo” que hacer.

Han habido años que mis amigos con semanas de antelación me han comprado entradas para fiestas en clubes, discotecas, espacios abiertos, en fin. Otros años que la he pasado en la parcela con la quietud que eso merece, o en casa de amigos, pero en todos hay un mínimo común denominador: llegan las 12 y yo me quiero ir a dormir, a descansar, a leer, incluso un año (creo que yo habré tenido unos 13 años), que entre a mi pieza a pintar.

El año nuevo es la única noche del año donde mis revoluciones bajan y el espíritu del rockanrol me abandona. Es extraño, ya que creo es la noche más prendida del año donde están todas las personas en el mismo estado de euforia y con ganas de celebrar, parrandear, de quedar wasted y de seguir parrandeando hasta medio día del día siguiente…

En todo caso salí y me fui a una fiesta. La música que estaban tocando no era de mi total agrado, pero venga! a bailar se ha dicho…

Conversando luego con un amigo, llegamos a la conclusión que a el tampoco se le hacia entretenido salir la noche de año nuevo, pero al final uno termina cediendo al juglarismo reinante en las calles y se ve arrastrado a festejar.

En fin, a eso de las 4:30 de la mañana y con el peor vodka naranja que he probado en mi vida, junto a mi primo predilecto, dimos por terminada la velada añonuevística y caminando con aun los vodka naranja en la mano, nos volvimos a casa.

1 comentario:

Esteban Oyarzo dijo...

¡Feliz año Cotecilla!
Por un 2008 lleno de arte

¡Saludos!