Anoche estuve viendo fotos del Trastevere en el atardecer y de noche. Después de pasar unas cuantas, me sumerjo por completo dentro de mí, o dentro de las fotos, y me vi caminando por las callecitas, tocando los balcones, saludando a los vecinos, y bailando por las terrazas que se convierten en techos y los techos que se convierten en veredas y las veredas que no son nada más que tiempo convertido y materializado una y otra vez en piedra que construye y reconstruye cada espacio, una y otra vez.
Roma es una salvaje, no le da explicaciones a nadie, te muestra un poco de su perfume, te embriaga, te enamora, y luego te hace saber lo inalcanzable que es, lo milenaria que es y te encuentras fuera de ella, pensándola, añorándola y deseándola como un oscuro objeto del deseo...
-..." puedes vivir toda una vida en esta ciudad, pero nunca la conocerás entera...- fueron las palabras de un romano que me sirvió café.
lunes, 18 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
es tan cierto todo lo que dices, salvo por lo último. a decir verdad ya no me queda rincón por conocer, lo vi todo, todo!
ahhhh, Roma... Roma... Roma...
No me la he podido sacar de la cabeza hoy!!
Publicar un comentario